La selección italiana venció el viernes 0-2 a Polonia. Este martes, en el Olímpico de Roma, juega contra Uruguay. Pero en medio ha tenido un enfrentamiento más importante: este domingo la 'nazionale' al completo viajó a Rizziconi, un pueblo de Reggio Calabria, para entrenarse en un campo de fútbol que nadie se atrevía a utilizarporque fue construido sobre un vertedero confiscado a la familia que mandaba en el pueblo. Y eso en Italia es decir mucho.
Teodoro Crea era el jerarca de la 'Ndrina Crea, filial en Rizziconi de la 'ndrangheta -mafia calabresa-, hasta su detención en 2006. En el juicio que le llevó a prisión por diez años también le fueron arrebatadas numerosas posesiones. Entre ellas, un enorme vertedero que gestionaba los residuos de esta parte de la Calabria.
Donde antes solo había basura se construyó un modesto campo de 'calcetto', modalidad muy popular en Italia que consiste en jugar cinco contra cinco en unas dimensiones parecidas al fútbol sala pero sobre césped artificial y con un balón más ligero.
"Desgraciadamente ésta es la tercera inauguración del campo", decía Luigi Ciotti, un clérigo destacado en la lucha contra la mafia e impulsor de la visita a Rizziconi. El miedo no ha desaparecido en un pueblo que no llega a los 10.000 habitantes y donde la sombra del 'boss' todavía es alargada.
Gesto de Gattuso
Gennaro Gattuso no juega al fútbol desde hace meses por un problema visual que le hizo desaparecer también de las convocatorias de Prandelli. Pero Gattusso, calabrés de nacimiento, regresó a la expedición de la 'nazionale' para la visita a Rizziconi.
El gran referente del fútbol calabrés de la última década estuvo en la sesión, firmó autógrafos a los cientos de chavales que poblaban las gradas y acabó arbitrando los partidillos de entrenamiento.
La presencia de Gattuso solo fue superada por la expectación que generó el mencionado Don Ciotti, fundador también de Libera, una red de asociaciones que persiguen el uso social de los bienes confiscados a la mafia. También estuvieron los padres de Domenico Gabriele, el niño asesinado hace dos años en Crotone cuando jugaba al fútbol y se encontró con un fuego cruzado entre sectores de la 'ndrangheta.
La fiesta del domingo deja paso a la realidad cotidiana en Rizziconi. Si ese campo volverá a ser utilizado lo dirá el tiempo. Si no, la visita solo habrá servido a la conciencia de los internacionales. Marchisio la resumía así: "A su lado nos hemos sentido pequeños".
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