El catenaccio, palabra que significa ‘cerrojo’ en
italiano, es el común denominador para definir un estilo de fútbol defensivo y
casi siempre relacionado con los equipos italianos. Su invención, sin embargo,
se atribuye al austriaco Karl
Rappan, que en 1932 con el Servette suizo
retrasó los dos centrocampistas de la formación clásica por entonces 3-2-5,
poniéndolos en la posición de líbero y otro de marcador. Usó también este
esquema en el mundial de Francia
de 1938, entrenando a la selección suiza.
Sería sin embargo Nereo Rocco el
que dotó al sistema del nombre italiano por el que lo conocemos, utilizándolo
en diversos equipos transalpinos en las décadas de los cuarenta y de los cincuenta.
Pero el éxito de este sistema para llegar a convertirse en un recurso habitual
de los equipos italianos, viene motivada por un desastroso episodio: la tragedia de Superga.
Por entonces un
equipo dominaba en Italia por encima del resto, un equipo que jugaba con tres
defensas y que practicaba un fútbol eminentemente ofensivo y arriesgado en el
que sobresalía su capitán, Valentino Mazzola, por encima de todos. Se mantuvo
invicto en su estadio durante 93 partidos y conquistó cinco 'Scudettos' de
manera consecutiva. Llegó a golear al Milan (10-0) en una temporada, la 48-49,
en la que las cifras muestran con nitidez el dominio que el Toro ejercía por
aquel entonces: 125 goles a favor y 33 en contra con 16 puntos de ventaja sobre
el segundo clasificado.
Pero el 4 de mayo de 1949, el Torino
tomaba un vuelo para volver a casa después de un partido amistoso contra el Benfica en Portugal.
Desgraciadamente, los pasajeros no llegarían a su destino. En medio de una
espesa niebla, el avión se estrelló contra la aguja de la catedral de Superga, a tan sólo veinte kilómetros
de casa, en el perdieron la vida 31 pasajeros de ese avión, incluyendo 18 jugadores del Grande Torino, oficiales del club, periodistas y la tripulación del avión, de los 18 jugadores 14 eran indiscutibles en las convocatorias de la selección italiana por aquel entonces.
La llamada
“Tragedia de Superga” conmocionó a todo un país y a todo el mundo del fútbol.
Frustró de golpe las esperanzas de un club que estaba en lo mejor de su
historia y diezmó seriamente las aspiraciones de la selección italiana que al
año siguiente disputaría el Mundial de 1950. De esta forma, para poder
competir al nivel esperado, el equipo tenía que encontrar fórmulas para ponerse
al nivel de las grandes potencias futbolísticas del momento. Así, adoptó un
sistema ultradefensivo basado en el trabajo duro, los marcajes férreos al
hombre y las faltas tácticas, una actitud natural en el fútbol en condiciones
de inferioridad.
Este sistema se
mostró como un recurso útil y se popularizó durante la década de los cincuenta
y sesenta, sobre todo por el Inter de Helenio Herrera.
Estas son las
razones del auge del sistema ultradefensivo en Italia. Para muchos, además, el
carácter italiano también es un factor determinante, ya que el italiano tiene
un sentido innato para detectar la rendija o el punto frágil en cualquier
sistema que se le ponga enfrente. Espera su ocasión y la aprovecha. La esencia
del calcio es, probablemente, ese talento.
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